por Colectivo de Pedagogías Anarquistas

Es complicado, frustrante, y sin embargo, enriquecedor ser educadore en sociedades capitalistas de última etapa. Cualquiera que se defina como une educadore anarquista de hecho llega a sentir presión constante y, a veces, amenazas debido a su ideología y visión del mundo.

Estos no provienen de lo que creemos y pensamos, sino del hecho de que el anarquismo representa valores que plantean una amenaza directa a las estructuras de poder, cuyo modo de operación es oprimir y controlar. Esta opresión tiene como objetivo principal esclavizarnos para mantener vivo este terrible sistema. El papel de une educadore anarquista es exponer estas estructuras opresivas por lo que son, pero también mantener la plena autonomía y libertad de les alumnes. Hacer ambas cosas saca a relucir algunas de las dificultades clave para llevar la educación anarquista de la teoría a la práctica.

Les educadores anarquistas están de acuerdo en algunos principios pedagógicos fundamentales. Estos principios son la libertad, la ayuda mutua, la racionalidad y el rechazo total de las jerarquías y los gobernantes. Estos principios tienen un gran impacto practico ya que se oponen por completo a la idea colonizadora neoliberal globalizada de la educación que ha sido dominante a lo largo de los últimos siglos. Donde les anarquistas defienden la libertad, la educación estatal elige métodos autoritarios, como la autoridad del maestre y la posición sumisa de les estudiantes en el aula; donde les anarquistas defienden la ayuda mutua, la educación estatal insiste en un enfoque individualista que pone la competencia y el logro singular en un pedestal, al tiempo que nos separa y rechaza las asociaciones libres en comunidades de cuidado.

Pero tenemos un problema que debemos considerar. Aunque algunes de nosotres nos consideremos educadores anarquistas, eso no significa que hayamos logrado vivir nuestra vida como tales. En la práctica, podríamos adoptar algunos valores sin internalizarlos por completo. En el proceso de aprendizaje, especialmente a medida que crecemos y somos educados en entornos autoritarios y controladores, podemos reproducir estas prácticas. Además, nuestra capacidad para crear el tipo de sociedad justa y libre que queremos también puede verse limitada por las presiones y limitaciones muy reales y diarias que experimentamos actualmente en estos mismos entornos hoy. A menos que seamos conscientes de nuestra propia crianza y de las estructuras y jerarquías que estamos experimentando actualmente, y si no invertimos grandes esfuerzos en desaprenderlos, no podremos avanzar hacia lo que podríamos llamar educación anarquista.

Durante estos maravillosos procesos de desaprendizaje y reaprendizaje, probablemente nos enfrentemos a algunas verdades incomodas, tanto sobre nuestro pasado como sobre nuestro presente. Podríamos aprender de nuestras limitaciones y obtener cierta claridad sobre lo que podemos hacer para facilitar un entorno educativo más igualitario e inclusivo. La autorreflexión y un proceso de evaluación y ajuste de nuestros valores nuestras acciones cotidianas nunca son fácil. Y, sin embargo, ¿cómo podemos contribuir a crear sociedades libres y solidarias si no actuamos como tales en nuestro contacto con los demás?

 

Les niñes y jóvenes no son de nuestra propiedad

En muchas sociedades occidentales, todavía tenemos esta noción equivocada de que los niñes y jóvenes son nuestra propiedad. Hemos normalizado el discurso y el comportamiento de que los niñes y jóvenes son como el barro que no tiene pensamientos, sentimientos u observaciones propias. Por extraño que parezca, algunas personas podrían considerarse educadores anarquistas, y, sin embargo, a puerta cerrada (o tal vez incluso públicamente), presentan fuertes posiciones autoritarias que limitan considerablemente la autonomía de les niñes y jóvenes sobre si mismes, sus vidas y sus cuerpos. Este es un enfoque altamente peligroso y dañino.

Históricamente, les educadores anarquistas han sido muy claros sobre como seguir los principios seculares para evitar el adoctrinamiento religioso, que practicas antiautoritarias se pueden implementar para mejorar la autonomía de les niñes, o como abordar programas pedagógicos holísticos con un enfoque en la experiencia vivida del niñe. Educadores en la Escuela Moderna de Nueva York a principios del siglo XX, por ejemplo, sostenían que Debian esperar a que les niñes hicieran valer sus propios intereses, en lugar de imponerles un currículo. Esos educadores, y otres, han enfatizado la importancia del juego y denunciado las practicas educativas autoritarias que prevalecen en las escuelas públicas, que hacen poco más que oprimir las tendencias naturales de les niñes a ser actives, entusiastas y curioses. Hoy en día, han surgido otros problemas que quizás les educadores anarquistas del pasado no hayan encontrado y, por lo tanto, requieren que desarrollemos nuestra teoría y prácticas en consecuencia.

En las últimas décadas, además de un Desarrollo neoliberal mucho más fuerte hemos experimentado una estandarización más estricta de les individuos, donde las clasificaciones han tomado un terrible giro patriarcal, junto con una comprensión más clínica, cuantitativa e individualista de nosotres como personas. Hemo sido objetivados, convertidos por las elites capitalistas en individuos promedio cuyo único objetivo en la vida es trabajar y producir. Pero no solo eso, la forma más fácil de mantenernos oprimidos era crear clasificaciones estrechas que distinguieran que tipo de roles podíamos tener en la sociedad. Estos incluyen clasificaciones estrictas en torno a la raza, el género y la clase económica, y han sido tremendamente efectivos para promover el ideal capitalista, mientras que al mismo tiempo han sido igualmente efectivos para crear opresión.

¿Entonces, por que deberían les educadores anarquistas seguir obedeciendo esta negación horrenda de nuestra diversidad humana para encajar en algún tipo de línea de producción neoliberal? ¿Por qué debemos permitir que nuestros cuerpos sean controlados, como una forma de convertirnos en propiedad? ¿Además, por que debemos cooperar en un mecanismo que hace esto y mucho más a les niñes en nuestras vidas?

 

Autonomía sobre nosotres mismes

En el proceso de convertir a les niñes y jóvenes en el futuro de la fuerza laboral, muchas personas han sufrido borrado, enjuiciamiento y todo tipo de violencia. En diversos grados, muchas ideologías supremacistas autoritarias tienen como objetivo crear un ser humane perfecte, eso es mejor que nadie. Una característica clave de estas sociedades, especialmente en Occidente es la idea patriarcal de binaridad y cis-normatividad; es decir, la extraña idea de que solo hay dos géneros, y que todes deben identificarse con uno u otre. Esta característica es inseparable del ideal capitalista, que requiere convertir la experiencia humana en unidades cuantificables y mercantilizables, y por lo tanto no puede tolerar una experiencia de existencia complicada matizada y multifacética. Esta tendencia capitalista de aplanar nuestras vidas en unidades de producción y consume no contribuye en nada a una experiencia positiva y satisfactoria de quienes somos en el mundo.

La autonomía corporal, entonces, no se basa solo en la apariencia física, sino en una idea holística radical de que articulamos nuestras identidades únicas a través de lo que usamos, como cuidamos nuestres cuerpos, con qué tipo de valores la alimentamos, y como interactuamos y aprendemos con otras personas. Para les educadores anarquistas, esto plantea interrogantes sobre la capacidad del educador para practicar el principio de libertad al encontrarse con la autonomía corporal de les niñes. Estas preguntas son multifacéticas, pero el foco importante debe estar en como limitamos nuestra mirada adulta para respetar la autonomía corporal de les niñes mientras practicamos el resto de nuestres principios anarquistas.

Para algunos adultos hoy en día, es un desafío mantenerse al día con todo el desaprendizaje colectivo que está ocurriendo. Algunes de nosotres podríamos ver esto como una señal saludable de que muchas sociedades se rebelan una vez más contra el control capitalista. Pero para algunes estos procesos pueden ser aterradores y dar la sensación de perder el control. Y aquí viene la parte difícil: la incomodidad que sentimos son nuestres propios valores capitalistas internalizados que se desestabilizan debido al desafío de ser desaprendidos. Y nosotres no deberíamos para ahí. En realidad, deberíamos aprender a confiar en les niñes y jóvenes lo suficiente como para escucharles, aprender de elles y romper estos comportamientos de control para practicar los valores anarquistas en los que creemos.

Se necesita un pueblo para criar a les niñes pero también se necesitan muchos egos dañados para vivir de acuerdo con nuestres valores.

No somos dueñes de niñes y jóvenes. Si tenemos suerte, podemos caminar por la vida con elles en un constante aprendizaje mutuo cuando nosotres, como padres, educadores o adultes ocasionales, tenemos la oportunidad de volver a aprender conocimientos que han sido imbuidos por el odioso pensamiento capitalista.

 

La Libertad necesita algo mas

No basta con apoyar exclusivamente el derecho de les niñes y jóvenes a la libertad y la autonomía. Al pensar en la autonomía corporal, tenemos muchos ejemplos que muestran como los comportamientos autoritarios en adultos ya sea individual o institucionalmente, puede perjudicar a les jóvenes, negándoles su derecho a tomar decisiones libres sobre sus cuerpos.

No tenemos ninguna razón para suponer que lo que sabemos sobre el género es toda la verdad. De hecho, muchas culturas poseen conceptos matizados de género que complican nuestra comprensión binaria moderna. Los pueblos indígenas de América del Norte, como les Crow o Navajo, por ejemplo, reconocen a las personas de Dos Espíritus, que pueden cruzar roles de género, expresión y orientación sexual, mientras poseen marcadores biológicos masculinos o femeninos. Estos y otros enfoques similares hacen posible que les niñes y jóvenes conserven su libertad para encontrar su identidad y presentarla al mundo con la autenticidad que deseen. Sin embargo, eso no es suficiente. El género es uno de los aspectos de nuestra autonomía corporal donde les educadores anarquistas deberían tener un enfoque claro pero matizado, que es significativamente diferente de otras teorías educativas. Para crecer como personas equilibradas, abiertas, solidarias, debemos dar a nuestres niñes y jóvenes mucho más que libertad. Debemos darles nuestra confianza, nuestro amor y nuestro cuidado.

Cuando algunes de nosotres todavía nos aferramos a la idea autoritaria de que nosotres, como adultes, sabemos que es lo mejor para les niñes, les estamos quitando la voz. Nos estamos comportando exactamente como representantes políticos, lideres religiosos y cualquier otra figura que nos diga que pensar o como vivir. Cualquier persona, sin importar su nivel de educación formal o su clase social, debería estar cuestionando las formas en que se entiende y practica la autonomía corporal entre les niñes y jóvenes. Somos conscientes de que gran parte del control social hoy en día esta institucionalizado, y eso es un motive aun mayor para seguir luchando por una infancia libre de opresión y control.

Deberíamos trabajar juntes para poder dar a nuestres hijes el regalo de la libertad, lleno de cuidado y amor. Amarnos a nosotres mismes es un acto revolucionario, y ser solidaries y cariñoses con todes les niñes de manera que desafíen las normas y clasificaciones debe ser una de nuestras metas como educadores anarquistas.

La libertad no es solo una palabra para teorizar, sino que es un derecho que todes tienen que elegir para si mismes, sus cuerpos, mentes y almas. Nadie debe cuestionar la existencia de otra persona ni su derecho a definirse y expresarse como desee. Tampoco nadie debe decidir por otra persona lo que puede o no puede hacer con su cuerpo, porque lo personal es político y todos debemos motivarnos para vivir en armonía con nosotres mismes. Contrariamente a algunos argumentos esta noción radical de libertad es lo suficientemente sustancial como para incluir a todes y puede incluir todas las identificaciones de género. En las sociedades solidarias, el cuidado, el apoyo, el amor y la aceptación son la clave, y estos tipos de acciones nos ayudan a crecer como personas fuertes y resilientes, capaces de luchar contra las ideas y los sistemas opresores

 

Por favor, maestre deje en paz a eses ninos

Este es un amable recordatorio de que ser un educador anarquista es un proceso de aprendizaje continuo. A veces doloroso, constantemente curioso, pero siempre autocritico de los viejos patrones que pueden desbaratar las buenas intenciones anarquistas. Si queremos construir sociedades libres, debemos empezar por ser adultes respetuoses. Para criar niñes y jóvenes autónomes, debemos aprender a anteponer su libertad de elección a nuestro derecho a decidir por elles. Para tener comunidades solidarias, debemos involucrarnos en el cuidado consciente en las relaciones interpersonales. Cuando implementamos estos principios, podemos comenzar a hablar sobre formas de implementar la acción colectiva — un paso importante para les anarquistas por derecho propio— que provocara un cambio social a gran escala (en un futuro próximo se publicara más información sobre la acción colectiva y su característica única dentro de los contextos educativos).

Siempre debemos ser conscientes de caminar la charla. Deje que les niñes aprendan sobre si mismos y exploren como se ven a sí mismos como individuos. El regalo de la libertad se sirve mejor con amor y respeto. Porque con amor y respeto, todes somos, niñes y jóvenes y adultes, lo suficientemente fuertes para aplastar juntes los sistemas opresores.